jueves, 19 de julio de 2007

Entrenando un sueño


Ayer, cuando me limpiaba el barro en la ducha después del entrenamiento, sólo una frase me vino a la cabeza: "Esto es impagable". La alegría de jugar, arrastrase por una pelota en el barro, trancar fuerte aunque sea un entrenamiento y terminar molido, exhausto; eso no es otra cosa que pasión. Esa pasión la venimos demostrando hace tres miércoles, porque no nos conformamos con poco, porque sabemos para donde vamos y qué es lo que queremos, porque estamos formando algo mucho más grande y perecedero que un equipo de fútbol de amigos.


Dejemos atrás la flojera, salgamos cada partido a "embarrarnos" y darnos el gusto, el uno al otro, de ganar un cabezazo, de generar un espacio, de buscar una pared, de trancar con el alma, de perseguir al delantero hasta que no pueda más, de saber, a pesar de todo, que siempre existe un "último esfuerzo".
Otras veces me he equivocado y he sentido que "este sí que es el año de Piduye", pero ya no me pongo ese desafío fantasmal en la mente, sino que prefiero que los hechos y la innegable voluntad de muchos de ustedes sean los que nos lleven al mayor de los logros: ser campeón con Piduye. Sólo les pido que sigamos entrenando ese sueño... En todo sentido.


El Capitán

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